“THIRST”, ESTA ES MI SANGRE: EL GROTESCO CHUPADOR DE SANGRE EN SOTANA DE COREANO PARK CHAN-WOOK
Había causado escalofríos de horror y se había llevado el Gran Precio del jurado, en Cannes, en 2004, mostrando un energúmeno que engullía a calamares vivos en “Old Boy”. De nuevo, más atento que nunca a los placeres de la boca, con “Thirst”, esta es mi sangre…, una película que soñaba rodar desde hace diez años, y que se presenta como lo primero venido de Corea coproducido por Hollywood, Universal en este caso.
“Thirst”, en competición, cuenta, sobre un tono que haría pasar a los cineastas de horror Carmelo Bene, Mario Bava y Dario Argento por discípulos de Robert Bresson, la historia de un joven sacerdote que ha ido a África a probar una vacuna experimental contra un virus mortal. Víctima de su sentido del sacrificio, muere, y resucita gracias a una misteriosa transfusión que lo transforma en vampiro.
Su milagrosa resurrección atrae peregrinos, que vienen a postrarse delante de este santo, antes de que se convierta en un chupador de sangre, depredador en sotana. Entonces encuentra a un amigo de la infancia más, que vive con su madre y su joven esposa. Él siente por esta última una violenta atracción carnal, y va hacerle conocer una embriagues sexual sorprendente. Lo que sigue, en esta historia de un siervo de Dios que obtiene la vida eterna cargándose a sus prójimos, apunta a la revisitación de un genero, la subversión, el humor (“un vampiro es un tipo que tiene una diferente alimentación”), las citas inesperadas (“Je vous salue, Marie” de Godard, y “Thérèse Raquin” de Zola).
Capellán en el hospital, este querido cura traga los frascos de sangre de un golpe, reemplaza el éxtasis de las plantaciones de caninos por penetraciones hasta hacer gemir a las frígidas, y juega a Superman: hace acrobacias aéreas con sus brazos con su presa desmayada.
Había causado escalofríos de horror y se había llevado el Gran Precio del jurado, en Cannes, en 2004, mostrando un energúmeno que engullía a calamares vivos en “Old Boy”. De nuevo, más atento que nunca a los placeres de la boca, con “Thirst”, esta es mi sangre…, una película que soñaba rodar desde hace diez años, y que se presenta como lo primero venido de Corea coproducido por Hollywood, Universal en este caso.
“Thirst”, en competición, cuenta, sobre un tono que haría pasar a los cineastas de horror Carmelo Bene, Mario Bava y Dario Argento por discípulos de Robert Bresson, la historia de un joven sacerdote que ha ido a África a probar una vacuna experimental contra un virus mortal. Víctima de su sentido del sacrificio, muere, y resucita gracias a una misteriosa transfusión que lo transforma en vampiro.
Su milagrosa resurrección atrae peregrinos, que vienen a postrarse delante de este santo, antes de que se convierta en un chupador de sangre, depredador en sotana. Entonces encuentra a un amigo de la infancia más, que vive con su madre y su joven esposa. Él siente por esta última una violenta atracción carnal, y va hacerle conocer una embriagues sexual sorprendente. Lo que sigue, en esta historia de un siervo de Dios que obtiene la vida eterna cargándose a sus prójimos, apunta a la revisitación de un genero, la subversión, el humor (“un vampiro es un tipo que tiene una diferente alimentación”), las citas inesperadas (“Je vous salue, Marie” de Godard, y “Thérèse Raquin” de Zola).
Capellán en el hospital, este querido cura traga los frascos de sangre de un golpe, reemplaza el éxtasis de las plantaciones de caninos por penetraciones hasta hacer gemir a las frígidas, y juega a Superman: hace acrobacias aéreas con sus brazos con su presa desmayada.
Borbotones y gorgoteos
La succión del cuello se opera con ruidos de besitos, la estaca que debe clavarse en el corazón del monstruo es un sacacorchos, la sangre rocía los cuellos o se vomita a borbotones y gorgoteos, el gran títere redescubre las alegrías de la fractura sonora de las cervicales. Orquestada con un sentido de suntuosidad bastante primaria, la farsa acumula las erupciones de pústulas y los comas. Park Chan-wook define su película como un “mélodrame de vampiros de escándalo”. Hemos visto un monumento a lo grotesco y pretencioso, estúpido y ridículo.
Película coreana de Park Chan-wook con Song Kang-ho, Kim Ok-vin, Kim Hae-sook, Shin Ha-kyun. (133 minutos) Nombre original “Bak-jwi”.
FOTO: CJ Entertainment
TRADUCCIÓN: Emanuel Ramos
TRADUCCIÓN: Emanuel Ramos
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