lunes, 19 de noviembre de 2007

EL POETA DETRÁS DE LA VENTANA

por Emanuel Ramos R.

Como dijo el escritor y poeta nacido en Sète, Paul Valèry "El hombre es mucho más complicado que su pensamiento”; y en el caso de Luis La Hoz, este aventurero maniático del tacho de basura, aedo estricto y cuidadoso en su obra, desertor del ripio, característico en los de su generación del 70, barrioaltino de nacimiento, nos recibe en la calidez de su hogar, de la húmeda y bohemia Barranco, más húmeda y gris, especialmente en estas mañanas de invierno, donde la modernidad de las construcciones aledañas nos dan una desapacible atmósfera, con su estruendo martillar como banda sonora, hacen la vez de involuntario acompañante de este encuentro esperado, La Hoz, se revela como un cristal transparente, nos nuestra su pensamiento, igual de lucido, pero menos condensado que su poesía, menos enmarañado y más limpio y claro, tan generoso que emociona; bueno, es un verdadero poeta.

La Hoz nada contra la corriente, a causa de su sinceridad que es evidente, por eso su estilo difiere opuestamente a los de su década “No pertenezco a ningún movimiento, ni me adherí a sus manifiestos. Yo he sido más estricto en mi obra, soy muy cuidadoso, no me interesa apresurarme, soy muy consciente del trabajo literario”; es por ello que muchas de sus obras como “Ángel de hierro”, “Los Adolescentes”, son publicadas posteriormente a su tiempo, pero mantienen el espíritu del momento “Mi poesía se ha ido condensando, a la pulpa, esa siempre ha sido mi línea; quitando el ripio. En mi época la poesía es muy ripiosa, el numero de teléfono, dirección, la medida de las niñas, hacer el amor debajo de una mesa, qué se yo” sin sobrantes, su lírica aspira a la calidad armónica y su insatisfacción constante lo lleva a una búsqueda decidida de la imagen perfecta, aunque ha decir de Bacon "No hay belleza perfecta que no tenga alguna rareza en sus proporciones." y quizá esta odisea casi utópica lo lleve a puertos difíciles y silentes “Creo que lo estoy logrando (lo perfecto) a menos que luego termine en el silencio y ese es un problema a veces y un peligro seguramente, existe un riego y hay que asumirlo”. A veces el silencio también es perfección y sabiduría.

En su último poemario “Geografía Inútil”, extrañamente escrito en estrofas y arte menor, este aedo moderno logra decir y plantear más cosas con menos palabras “El deber de uno es escribir bien no decir cojudeces”, a todas las luces esa condensación de la que nos habla, hace de que su estilo lacónico exprese con concisión y con sucintes versos que emocionen a lector. En su más reciente obra, La Hoz hace una descomposición escrupulosa y exigente de esos territorios en los que erró, en donde vivió, y murió, en donde sintió, en donde amó, sin utilidad, porque todo es vanidad en la vida, ya lo dijo el sabio rey de Israel, Salomón en Eclesiastés, ¡Vanidad de vanidades, todo es vanidad!. “Lo feo de Estados Unidos son los estadounidenses, y hablo del poder imperialista; es un país bellísimo, pero regrese asqueado y no quiero volver más” refiriéndose a su periplo por el país de The Uncle Sam, al cual hace referencia en su “Geografía Inútil”, dándonos una muestra de su posición clara y honesta, comprometida y coherente con sus lineamientos “Trabajé en la Juventud Comunista Peruana” y al insinuarle que si alguna vez piso la línea más al centro pegado a la derecha “Yo nunca he cambiado mi manera de ver el mundo en cuestiones políticas o ideológicas, han variado en algunas cosas como es lógico, pero mi corazón siempre va estar a la izquierda”.

“De chico me volvió loco Valèry, ese juego del simbolismo…[se emociona], versos a veces cortos, esas contraposiciones” al preguntarle su predilecta “La Joven Parca”, sus poemas…hum” este poeta galo al igual que los andaluces Bécquer y García Lorca, le evocan la añoranza, pero también la precisión en el oficio. Esa meditación y la melancolía de un invierno parisino “el invierno en Paris es espantoso, detrás de la ventana lloviendo, la nieve”, de la reflexión de la metáfora de Valèry quien es mencionado en “Geografía inútil” de esa meditación de la observación “La poesía es como mirar a través de una ventana. Uno elige mirar el vidrio, con el vaho y el polvo o lo que está fuera; eres tú mirando un cristal, Tú escoges. Qué iba hablar de Paris, no voy hablar de Torre Eiffel, de los Champs Elyssée” esa es lucidez que debe ser innato en todo poeta, que nunca debe dimitir de observar las calles con su razón o con su delirio. Siguiendo con Valèry que dice, “En toda cosa inútil hay que ser genial o no meterse con ella", La Hoz reflexiona “he hecho cosas buenas y cosas malas, he publicado buenos y malos libros como todos” y si alguna vez, en esa exploración hacia la perfección tuvo vuelos altos o usanzas espirituosas con mareos descomunales, desinteresado de las consecuencias nos dice “Yo me he metido de todo adentro, lo digo sin orgullo y sin estupidez, he intentando escribir zampado pero a mi no me sirvió, siempre he tenido la sensación que estaba por otro lado, por ahí no” en la lucidez de la corrección esta también la genialidad. Entonces acerca de la inspiración como un ente metafísico, la consideraría real “La inspiración existe es el fuego, lo importante es como la transformes en poesía. Caminando sale algo, y ahí viene el asunto, el barato perfume de la putas, el juego está en utilizar todos los instrumentos que te da la palabra, los recursos literarios, todas las alternativas, los subterfugios, los trucos, los hallazgos”, agrega “es el duende de Federico García (Lorca), el ángel de Rilke” el austriaco, Rainer Maria Rilke quizá uno de los poetas de más misticismo, a comienzos del siglo pasado, como dice el vate La Hoz, ser poeta es místico, ese fuego del que nos habla, no es suficiente y por eso luego indefectiblemente viene el trabajo literario, la labor de cincelamiento, pulir esa obra hasta alcanzar lo genial o talvez lo perfecto.

El florilegio llamado 10 aves raras de la poesía peruana, nace hace 30 años cuando una mañana en la que La Hoz caminaba por la calle de San Carlos, entró a una librería de viejo, husmeando entre los anaqueles, y encontró un librito gris que se titulaba “Los Puentes”, editado en México, en 1937 y que, como única información de su autor decía: Augusto Lunel, peruano (seudónimo de Augusto Gutiérrez), lo abrió, vio que era bellísimo. La sorpresa no fue única esa mañana, continuó con el husmeo y encontró una plaqueta “Idiota Apocalipsis” de Guillermo Chirinos Cúneo y los poemas eran extraordinarios, e instantemente se le vino la idea de encontrarlos, a estos poetas extraviados; “Como era posible que ellos no estén en una antología, una obra maravillosa”, en esta compilación que de por naturaleza es una ave raris, se encuentran vates como Vicente Azar, Pedro Gori, Patrick Rosas que se pueden decir más conocidos, o el entrañable Armando Artega, sorprendente vanguardista que tiene poemas que son reales joyas literarias, pero La Hoz señala “si pues, Arteaga es más clásico que yo, se puede ser clásico y vanguardista a la vez, uno toma de todos los libros, están ahí, todos los poetas también, y uno debe tomar lo mejor que tiene de cada uno, aprender y copiarlos”. El objetivo de esta obra a decir de su autor es “mostrar 10 poetas olvidados, ya sea por ellos mismos o por la crítica o por quien sea, pero que existen, y que hay gente que escribe, que no necesita del exitismo, no necesita ni de la televisión, de los medios o también es una metáfora de mi mismo, a mi no me gusta el autobombo”. Este es el carácter que pregona, eso de ser absolutamente sinceros y absolutamente solidarios “es la actitud de uno, no me interesa estar ahí en el foco, yo me arreglo con mis palabras, que ese es el compromiso, yo vine aquí para escribir, y de ahí me tengo que agarrar” y concluye diciendo sin aspaviento pero con integridad “caminar me da dolor todavía, y sí, espero que me de dolor siempre”.

“Creo que todo joven, debe tener maneras de aprender, estudiar, leer Inventarse determinados trucos al menos en la poesía; uno de mis trucos, de muchacho, tuve ese hallazgo, que me daba el trabajo de tomar un poema de Vallejo o de quien sea, lo imitaba en su forma, en su extensión y con otro tema, pero con el mismo sentido tratado obtener el mismo oído y utilizar las mismas figuras literarias, a los muchachos con los que converso le digo: agarren un poema y cópienlo, denle la vuelta” eso es valido, cuando se intenta hacer una obra mejor, y uno se experiencia siempre a copiado a los grandes, es parte de nuestro aprendizaje. La Hoz habla de las copias, nos cuenta una de sus tantas anécdotas con gran jocosidad “una vez copie un poema muy bello de Eliseo Diego, que se llama “Acercamientos” El maestro Eliseo vino acá a Lima y tuve el atrevimiento de ir a buscarlo, esperé a que terminase su presentación, cuando es muchacho es impertinente, le dije maestro se acuerda de su poema
“Acercamientos” - el respondió: sí, como no - y le dije yo lo he copiado y el mío es mejor, ah y el viejo se pico” como diría François Voltaire "Una buena imitación es la más perfecta originalidad” y esta anécdota nos remite al caso de Bryce Echenique muy cuestionado en estos últimos días, y con esa soltura de chico de barrio nos dijo del escritor “sobre Alfredo Bryce prefiero no opinar, el alcohol es muy jodido” con esta frase ya no hay más nada que decir del tema.

Y como un viaje homérico de Itaca a Itaca, terminamos donde se inició su vida, en el barrio de Chirimoyo, y los olores, y las sensaciones, y las emociones de ese pasado mágico y maravilloso, atesorado en la memoria pero que los revive con es imagen de alegría y fiesta “Son muchas cosas, la fiesta de carnavales, la tina de la casa llena de globos con agua perfumada. Mi papá tenía sus perfumes que solamente lo tocaba para carnavales. Los señores se reunían cada uno tenía su perfume, el de mi papá era el perfume de sándalo, eso decía mi papá, pero llegue a descubrir que no era de sándalo, que él le había puesto sándalo a la vaina esa que hacía, era muy rica. El olor de pólvora en navidad. Todos los viejos, la cuadra se iluminaba era maravilloso. La señora Victoria Angulo que era comadre de mi abuela, mi abuela zamba negra, La señora Victoria Angulo la flor de la canela era su comadre, entonces en la fiesta de Cocharcas, iban y se armaba la jarana de tres días, yo la he visto bailar a la señora ya veterana, yo era chiquillo, la comida, los valses, toda la jarana” y vuelve a su barrio añorado” regreso sin pena a Barrios Altos, mis viejos ya se murieron, hubo un momento que no quise ir, cuando los viejo se mueren ahí es cuando uno se hace adulto realmente, ya no hay que rendir cuentas, hay que rendirle cuentas a uno mismo, Y entonces ahora he vuelto y me voy a jaranear de vez en cuando, Tengo algunos amigos que tocan muy bien y cantamos muy bonito valses, ya lo hago con melancolía pero ya no con tristeza”, cantará su rock n' roll de su juventud, recordando su trío que se llamaba “Dúo Fe y Garganta”, y también nos emocionará, lo recordáremos como un hombre bueno, como él lo desea, lacónico en su poesía pero expresivo en su hablar, lo recorrimos por la geografía de su vida, nos dejo la piel en este encuentro, y cerramos esta ventana de su intimidad, que nos fue útil, porque parafraseando a Valèry, lo más profundo que hay en el hombre es la piel, y Luis La Hoz es un poeta a flor de piel.

DÍAS DE CINE, DÍAS DE FESTIVAL Una visión panorámica de lo más relevante del 11º Festival de Lima que acaba de dejarnos

Como una luz silenciosa en un atardecer fugaz que se pierde en la inmensidad de un firmamento oscuro pero plagado de estrellas.

Por Emanuel Ramos R.


Y de este modo se bajó el telón a nuestro festival de cine, el Festival de Lima, que en sus 10 días de duración del 2 al 11 de agosto, presentó las producciones cinematográficas más importantes de latinoamérica y más. Lo primero para destacar, son los muy merecidos y acertados homenajes póstumos a nuestros respetados bates José Watanabe (guionista de las recordadas “Maruja en el infierno”, “La ciudad y los perros”, entre otras) y Pablo Guevara Miraval (que entre sus cortos tenemos “Semilla”, “Periódico de ayer” o “Historias del Ichi Ocllo”), así como a los maestros Bergman y Antonioni, recientemente fallecidos, quienes han dejado un legado inconmensurable a la cinematografía, también otras figuras del celuloide fueron distinguidas, la actriz catalana, Mercedes Sampietro, al igual que la dupla hispanacubana conformada por los productores Manuel Pérez Estremera y Camilo Vives y, por último el muy querido, encantador, sorprendente y multifacético, José Wilker, el recordado “Vadinho” de la brasilera “Dona Flor e seus dois maridos” de el respetado productor y director, Bruno Barreto, quien se llevo las palmas más cariñosas y calurosas del público.

Pero todo ese calor manual también fue intenso y repetido en la ceremonia de premiaciones, al finalizar cada una las proyecciones, en los “Diálogos con cineastas”, todo ese calor y respeto también se lo ganó el director mexicano Carlos Reygadas, quien recibió tres trofeos Spóndylus, por el primer premio del Jurado a la Mejor Película de Ficción, por el primer premio del Jurado Mejor Fotografía (para Alexis Zagbe también director de fotografía en “Temporada de patos” de Fernando Eimbcke) y por el premio de la Crítica Internacional a la Mejor Película, además del Premio de la revista “Tren de Sombras”, que ya nos había fascinado antes con “Japón” y “Batalla en el Cielo”, esta vez nos trajo su tercer largometraje, filme que recién se estrenará en México a mediados de octubre, que una vez más había causado sensación en Cannes, que después de su proyección oficial ha sido aplaudida durante 15 minutos, recibiendo el Prix du Jury, “Stellet licht”, es el titulo en plautdietsch, dialecto germánico hoy casi en desuso, que en español sería “Luz silenciosa”. Reygadas está vez nos introduce en un territorio desconocido, dentro de una comunidad menonita radicada en el norte de México, en el estado de Chihuahua, que es una secta protestante, aparentada con los anabaptistas, que datan del siglo XVI en el norte de Europa, con creencias conservadoras, de vida sencilla, sin aprovechar los beneficios de la modernidad, el poder eléctrico, los medios de comunicación masiva, o nada que los aleje de su paz interior. En esa atmósfera apacible de casas de madera, casi salida de un cuadro de estética bucólica, de campos agrícolas extensos y tan productivos como enigmáticos, en ciudades donde transitan hombres y mujeres de aspecto delgado que parecen fundirse con el paisaje, que en sus trajes y en sus dogmas parece haberse detenido el tiempo. Pero en esa calma y armonía aparente, somos testigos de la pasión de hombre, el adulterio de Johan, esposo de Esther con quien tiene seis hijos, pero que tiene una amante, Marianne, con quien tiene un idilio furtivo (Una vez más como en sus anteriores trabajos Reygadas se sirve de la energía que emanan los actores no profesionales). Planos amplios y estáticos, así como planos secuencia infinitos, con esos tiempos muertos en una fotografía de luz natural y un audio en tres canales que maximiza las resonancias de la naturaleza, y que de este modo no conduce a observar este drama, porque esta cinta es para contemplar y agudizar los sentidos, que a decir del director mexicano que alguna vez fue abogado especializado en Derecho Internacional y que viendo los documentales de Werner Herzog se sintió tan miserable y aburrido detrás de un escritorio y de una ruma de papeles, que se decidió por el amor al arte, por esa pasión por el cine. Esta es una historia de amor y de pasión contenida y sufriente, que a él le recuerda a “La bella durmiente”, más que Carl Theodor Deyer con “Ordet”, que para quienes visionamos la película (que fue la misma copia que presento en el Festival de Cannes) fue la primera imagen a la que nos remitimos, pero también está Ingmar Bergman, en esos diálogos muy similares al sueco que nos remiten a la prolífica filmografía del maestro escandinavo. Reygadas nos invita al milagro del espíritu humano o divino, en la que cada uno tendrá su propia interpretación de esta historia de amor, tan majestuosa, como austera, tan audaz como sublimemente lírica.


Otra proyección esperada fue la cinta argentina “El Otro" de Ariel Rotter, donde destaca la actuación del rioplatense, Julio Chávez ganador por segunda vez consecutiva del premio del Jurado a Mejor Actor en el Festival de Lima, la cinta argentina que fue premiada en la Berlinale última por partida doble (el filme ganó el Premio Especial del Jurado y un Oso de Plata al mejor actor). Tal vez, por un reminiscencia fugaz o repentina y descuidada, el abogado Juan Desouza, me remite al ejecutivo desempleado, Vincent (Aurélien Recoing), que simula ante todos que trabaja en un organismo internacional en el “L'Emploi du Temps” de Laurent Cantet, por supuesto que la atmósfera es muy distinta, otra fotografía, la historia es otra, el tema va por otro lado, pero Desouza interpretado de manera espléndida por Julio Chávez, él también simula otra vida, en ese extraño mundo vacío por donde deambula; en ese viaje exterior y especialmente interior del personaje, en esos tiempos muertos donde no pasa casi nada; claro, cualquiera diría prestamente que el argumento camina en los pasos de “The Passenger” de Michelangelo Antonioni, recientemente fallecido y con una poderosísima actuación del mejor Jack Nicholson, pero también por la naturaleza del personaje, a “Extraño” o a “El Custodio” (película formidable de Rodrigo Moreno) interpretados también de manera soberbia por Julio Chávez. Chávez es uno de los actores más respetados de la Argentina, en “El Otro” es el protagonista por excelencia de la historia, una historia eminentemente masculina y sobre sus hombros recae todo la carga dramática y el peso del éxito del film, en donde transmite a través del lenguaje corporal, de sus actitudes, de su mirada, esos temores, esa crisis por la que atraviesa, en esos planos larguísimos en donde la cámara sensible de Marcelo Lavintman lo tiene en el foco, y lo hace con paciencia y quietud, donde lo contempla, lo sigue y lo muestra con naturalidad, Ariel Rotter nos cuenta en su segundo largometraje, la historia de las 48 horas en la vida de este abogado de 43 años, que hace un viaje de negocios, que no sólo será físico, sino que, un viaje interno a manera de metáfora, a Entre Ríos en el interior de Argentina, en donde será otro, en donde en el sosiego de la provincia, tomará diferentes identidades y donde simplemente será y los observaremos al detalle en ese viaje de autorreconocimiento.

El Premio del Jurado a la Mejor Actriz fue para la también directora Ana Katz por "Una Novia Errante" en la que ella no sólo dirige, sino también actúa al igual que en “El juego de la silla”, En este su ultimo largometraje, en el que es palmaria la influencia de John Cassavets y Eric Rhomer, principalmente de "Le Rayon Vert", en lo que la directora se siente gratamente alagada, diciendo "es bueno que te comparen con los maestros", que no niega cierta influencia pero que admira en especial a Cassavets, por su libertad para hacer lo que hizo. Para prestar atención, está la escena final, que es muy similar a alguna película de Maurice Pialat. "Una Novia Errante" es ese viaje de vacaciones de Inés junto a su novio Miguel (el actor uruguayo, Daniel Hendler, ganador de León de Plata 2004 por su personaje de Ariel Makaroff en “El brazo partido” de Daniel Burman), que se verá interrumpido por un pleito de pareja, que con el correr de la historia se enrumba hacia el abandono total, la apatía y el sinsentido de la vida ante la ausencia del ser amado, la contrariedad de lo que parece inexplicable: el final del amor, esa lucha pírrica contra la realidad avasalladora que no se detiene “la preguntas sin respuestas” que perturba la psicología de Inés; ese viaje de vacaciones en pareja se transformara en un viaje de autodescubrimiento y de independencia, es ese discurrir por el desamor que producirá un crecimiento personal que no es más que una historia donde se cuenta una espera, que se convierte en una búsqueda de sosiego interna. Y ese reposo se encuentra uno de los lugares donde uno siempre puede volver, que es con los padres, con la familia, es como el refugio inalterable y perenne. Katz sabe ir a lo esencial, por eso nos ofrece una mirada precisa del camino hacia la soledad de una mujer que tendrá que aprender a vivir el presente; en una puesta en escena en que la cámara está constantemente detrás de la protagonista que parece también huir del encuadre, en el cual la acompañamos, y hasta nos hacemos cómplices con sus sentimientos y con experiencias, en ese dramatismo de su infortunio, pero con un sentido del humor perspicaz, agridulce que nos envuelve en este viaje casi rhomeriano por las sinuosidades de la psicología humana, y que nos conecta con la historia desde su inicio y hasta el final.

Una de las sorpresas más agradables del Festival de Lima fue “Malos Hábitos”, largometraje que participó en la sección de Ópera Prima en Competencia, del mexicano Simón Bross; film que venía precedido de muy buenos comentarios, la cinta mexicana estuvo incluida en la Semaine de la Critique de Cannes 2007, uno de los festivales más importante del mundo, dichas películas compiten por el Gran Prix du Jury y finalmente van por la Camara d’Or, uno de los premios más importantes en festival francés. “Malos Hábitos”, donde Bross nos trae una ficción, en donde se cruzan varias historias de una familia, pero con un tema en común, los desordenes alimenticios, anorexia, bulimia, gordura y hasta vigorexia, enmarcados en sentimientos y emociones extremas, como la fe, la culpa, la vanidad y la obsesión, con una fotografía azulada, con matices lúgubres en la escenas de mayor crisis y tensión. Un hecho singular de “Malos Hábitos” es la participación de la actriz peruana Milagros Vidal, que ya la vimos en “Doble Juego” de Alberto “Chicho” Durant, para este papel Vidal muestra una gordura sorprendente, exigencia de su personaje, que tiene una breve, pero muy acertada participación en esta obra del operaprimista Bross, que nos envuelve en diluvio alucinado de alteraciones en las conductas alimenticias en su sentido más extremo y barroco.

Una Mención Especial del Jurado de Opera Prima, para esta cinta paraguaya que aborda la espera y la decadencia física, de manera particular. “Hamaca Paraguaya” tan amarga y apacible como el tereré, esta es la opera prima de Paz Encinas, donde expectaríamos una película distinta, como pocas en su género, la que no tiene más de una veintena planos y además de eso, todos fijos y uno de ellos, que es el mismo en más de la mitad del largometraje, hablada íntegramente en guaraní, es aquel encuadre estático en el bosque, los árboles, la hamaca, el perro que no cesa en ladrar, el calor agobiante, y Ramón y Cándida padres Máximo Caballero, que a partido a la guerra, es el minimalismo que expresa los diferentes sentimientos y posiciones contrapuestas en una naturaleza intensa y hostil. Los padres esperan al hijo, pero cada cual de manera diferente, donde se desnudaran las inseguridades y los más nobles sentimientos de un pueblo paraguayo profundo y desconocido. Imperdible el dialogo por separado y en off que tiene el hijo que va rumbo a la Guerra del Chaco, tanto con su padre, como con su madre, que nos muestra la diferente interacción que existe entre padre e hijo y madre e hijo; así como los temores explícitos y escondidos del que va rumbo a la guerra donde tendrá inminentemente un encuentro cercano con la muerte. “Hamaca Paraguaya” nos es para el espectador común, impaciente e insensible; por que a la mitad de su proyección las salas comienzan a vaciarse en fila india con premura, ante este film, de actos y recursos mínimos pero de profunda significación e identidad.

Otra agradable presentación fue “XXY” ganadora del Grand Prix de la Semaine de la Critique de Cannes 2007, inquietante primer largometraje de la directora argentina Lucia Puenzo, en donde toca un tema novedoso en el cine y hasta tabú en nuestra sociedad: el hermafroditismo, y lo hace de manera inteligente, cuidadosa y precisa, utilizando los recursos cinematográficos, creando un atmósfera que bastante lograda. Este litoral uruguayo es el escenario perfecto para desarrollar una historia compleja, de un(a) adolescente de 15 años, Alex que vive alejada de la civilización por sus padres, para mantenerla alejada de esas miradas incomprensivas e inquisidoras de la “civilización”, con una fotografía que contribuye a darnos una sensación de calma engañosa que degenerará en una agresividad impulsiva. Otro logro de “XXY” es poner en el tapete el tema de está doble genitalidad, crea un debate interno del espectador con el acerca del hermafroditismo y lo cuestiona, en sus creencias, así como en sus preconcepciones de la sexualidad y en su capacidad de aceptación ante los designios de la sabia naturaleza. Un punto descollante es la sólida actuación de Inés Efrón, que logra un personaje a pleno, intenso y perturbador, también destacan un viejo conocido Ricardo Darín y el joven Martín Piroyansky. Así como el sólido y cuidadoso guión de Sergio Bizzio y Lucía Puenzo (hija del realizador de "La historia oficial", Luis Puenzo) le dan a esta película un tono apasionante y equilibrado que mantiene en una expectación constante a los espectadores.

Para destacar en sobremanera, aunque no fue parte de la competición especial en ninguna de sus categorías, sino mas bien una presentación especial, el documental “Invisibles”, producido por el actor español Javier Bardem, en donde destaca nuestro compatriota Javier Corcuera, quien estuvo presente, en cada una de las proyecciones para contarnos su nueva experiencia en este fin colectivo, a Corcuera los recordamos por “La espalda del mundo”, “En el mundo a cada rato” documental que también produjo Bardem o “Invierno Bagdad”. En este fin colectivo también se encuentran otros directores destacados, como los ibéricos Isabel Coixet, Fernando Leòn
de Aranoa (hoy vemos sorpresivamente en cartelera su largometraje “Princesas”), Mariano Barroso y el teutón Wim Wenders, cada uno de ellos desarrollo un segmento, en este documental que trata temas sensibles pero que nadie quiere ver, divido en 5 segmentos donde se trata las secuelas de los conflictos armados en la población y las enfermedades que nadie le es negocio curar. Son cortos de autor, que a decir de Corcuera cada director tuvo la libertad para expresar la problemática desde su óptica personal sin censuras, dramas humanos que nos acercan a la realidad más dolorosa de la que no queremos ser espectadores pero existen. Nuestro compatriota radicado en España se centró en el conflicto armado en la vecina Colombia y el problema de los desplazados internos que han generado los largos años de conflicto armado sin interrupción; en el último segmento llamado “La voz de las piedras” somos testigo a través de esa sensibilidad ya conocida en Corcuera del drama humano, de los que viven desplazados y como un día deciden con valentía regresar a lo que es su tierra, haciéndole frente al terror; esa tierra donde están sus muertos y que no van dejarse arrebatar más por la violencia de estado o para militar, aunque para cumplir su objetivo su vida vuelva a estar en juego. Ojalá films como estos podrían estar en cartelera, que nos hagan reflexionar e involucrarnos con el sufrimiento del prójimo, ser más humanos, tan sólo eso, aunque sea por 95 minutos.

También no olvidar, un film como “El asaltante” debut como director de Pablo Fendrik, este argentino nos trae un film, en la que nos narra de forma detallada todo el proceso de ejecución de 2 asaltos, con un sentido casi documental, que parece limitado y artesanal pero que es preciso y contundente, sin una banda sonora pero con un sonido crudo pero decididamente intencionado. Otro película para destacar, es la brasilera “
O ano em que meus pais saíram de férias” de Cao Hamburger, que es la historia de Mauro, un niño de 12 años descendiente de judíos, que sueña con que el Scratch se proclame campeón del mundo, que en pleno mundial de fútbol, se verá forzado a alejarse de sus padres y trasladarse a una ciudad desconocida y hostil. Asimismo está la mexicana “El violín” primer largometraje del realizador azteca Francisco Vargas, donde nos cuenta una historia tan hermosa como terrible, del campesino que hace uso de su violín para proteger a su pueblo y a su vez ayudar a la guerrilla. En medio de ese conflicto armado también se verán expuestos conflictos personales en situaciones extremas. Este filme de levantamientos armados y revoluciones ante la opresión, cuanta con una fotografía en blanco y negro impactante y sensible. “El camino de San Diego” última cinta de Carlos Sorín, que ya nos deleito con “Historias mínimas” y “El perro”, ahora nos trae una historia a manera de documental, con su estilo singular nos emociona, nos divierte, con ese viaje de “Tati” Benítez desde la selva del noreste argentino (Pozo azul, Misiones) hacia el encuentro con el ídolo que está hospitalizado en Buenos Aires, Diego Armando Maradona para entregarle un presente de manera personal, regalo que es una raíz que parece tener la figura del 10 argentino, la aventura de un fanático en busca de un sueño, película llena de ese misticismo y folklore de la provincia. El director brasilero, Bruno Barreto nos dejó su última comedia “Caixa dois”, en la cual nos divierte con sus enredos y situaciones inesperadas, en esta divertida película donde hay millones de dólares en juego y muchas carcajadas por soltar, aunque está producción de Barreto no está a la misma altura de las anteriores. Por último pero no menos importante la presencia en diálogos intensos, extensos y muy gratos, pero especialmente enriquecedores de directores como Carlos Reygadas, Carlos Sorín, Ana Katz, Ariel Rotter, Pablo Fendrik, Paulo Betti, Chico Texeira, Pavel Giroud, Fernando Perez, Brigitte Roüan, entre los más destacados; importantísima presencia del delegado general y director artístico de La Semaine de la Critique de Cannes y crítico para el Canal Plus, Jean-Christophe Berjon quien nos regalo momentos, sensaciones, experiencias, ideas y conceptos fascinantes, así como su agrado por este boom del cine latinoamericano, personaje entrañable e inolvidable. Este festival nos dejó por primera vez, la apertura a la exposición de cortos en sus diferentes facetas y expresiones de estas historias sucintas, ofreciendo un espacio para los realizadores peruanos; un escaparate al talento en menor metraje, todo un acierto de la organización del festival.

Como todo tiene su final, este Festival de Lima 2007, también lo tiene, con sus luces y sombras, con sus amaneceres y sus atardeceres de la escena del cine latinoamericano, con estrellas fugaces y sus luceros intensos, porque los días de festival son para disfrutar, para gozar, para premiar, como todo tiene su tiempo, todo tiene su final, hasta el próximo año nuestro querido festival. Y como diría el gran triunfador de esta jornada por excelencia del séptimo arte, Carlos Reygadas no hay que justificarlo todo en el cine, también están las cosas bellas y todo tiene su final.