EL "CINE PERUANO" DE NUESTROS DÍAS
“La teta asustada” y “El premio”, dos propuestas distintas, dos historias distintas, pero unidas por un vínculo en común
“La teta asustada” y “El premio”, dos propuestas distintas, dos historias distintas, pero unidas por un vínculo en común
Este artículo se publicará en el cuarto número de la revista "Palabra" dirigida por el poeta y decano de la Facultad de Ciencias de la Comunición de la Universidad Alas Peruans, Omar Aramayo y editada por el Fondo Editorial de la Universidad Alas Peruanas.
por Emanuel Ramos
En esta primera mitad del año se han estrenado en Lima dentro del circuito comercial, dos largometrajes con corazón peruano, “La teta asustada”, de Claudia Llosa y “El premio”, de Alberto Chicho Durant (sin incluir el valioso documental “Lucanamarca” de Héctor Gálvez, que tuvo un fugaz paso por la salas limeñas). El primero, en la primera quincena de marzo y el segundo el último día del mes precedente, ambos tuvieron su pre-estreno en poblaciones apartadas del 'centro' de la capital; en el caso de “La teta asustada” en el distrito de Manchay a las afueras Lima y en de “El premio”, en el poblado interandino de Pariamarca en Canta, en donde, en ambos casos se improvisó una proyección al aire libre y los pobladores tuvieron la oportunidad, en muchos casos de ver por primera vez una película y reconocerse en ella (son zonas de extrema pobreza), viviendo de seguro una experiencia inolvidable y llena de gratitud de parte de los productores cinematográficos. Ambos lugares sirvieron de locación para rodar escenas de dichas películas.
Ahora bien “La teta asustada” arribó a Lima precedida de un gran palmarés, de haberse alzado con el Oso de oro a la mejor película en la última Berlinale, máximo premio otorgado por el festival germano, ya ante su sorpresiva inclusión dentro de la competencia oficial del Festival de Berlín, su directora expresaba su satisfacción, de compartir la sección con consagrados como el chino Chen Kaige, el inglés Stephen Frears, o maestros como Bertrand Tavernier, Costa-Gavras, François Ozon o Andrzej Wajda y jóvenes promesas del cine como Rachid Bouchareb, Mitchell Lichtenstein y los locales Tom Tykwer y Hans-Christian Schmid, todo un triunfo a priori. Cabe recalcar que el festival de cine berlinés, es uno de los más importantes del mundo, aunque en los últimos años a perdido trascendencia y caído en la mediocridad, muy especialmente en su última edición.
Por su parte, “El premio” se publicitaba con un cartel bastante ambiguo o muy confuso, “premio a mejor película en el Festival de Cine Peruano de París 2009”, que uno no sabe muy bien que es eso o que valor real tiene, en la quinta edición de este festival, esta película destacó sobre las irregulares “Dioses” y “Pasajeros”, la soporífera “El acuarelista” y por último sobre la inefable “Vidas paralelas”, con este “gran merito” se promocionaba la película de Durant, secundada de un provocativo trailer, que despertaba la emoción de los más escépticos y de los más incautos también. Bueno, esto de los premios festivaleros, son como el rating o la crítica, mientras más te favorezcan, son excelentes y valederos en gran estima, pero si te dan la espalda y son implacables con tu obra, dirás algo como: “son gente frustrada y amargada, la cual no tiene ninguna credibilidad y no representan a nadie”. Durant se alegra en un programa en vivo mientas promociona su película (El perro del hortelano, conducido por César Hildebrandt) al recibir la noticia que en el XII Festival de Cine de Málaga, no había recibido reconocimiento alguno; mientras Llosa y Solier, luego de recibir su galardón, tienen una exposición inusitada en la pantalla chica, periódicos, radio, etc., y la prensa le da tanta o más cabida como hoy a los Jonas Borthers, antes de Berlín nunca les importó a la “televisión basura” sobreviviente de la dictadura fujimorista.
Y si de ambigüedades se trata, “La teta asustada” juega desde su visión más comercial –el cine cada día deja de ser arte–, donde sus productores españoles (muy audaces ellos) la presentan en la Berlinale como una película peruana, para sacar partido a la consideración de los criterios que se manejan en este tipo de festivales, donde se valora el exotismo, la mirada “sincera” a las realidades remotas al “primer mundo”, y todo ese rollo del multiculturalismo, entonces “una película venida del país de los Incas”, suena bien y además, si habla del sufrimiento de una mujer andina en la marginalidad, aún mejor; el marketing al servicio de un gran negocio, entonces es pertinente decir que el segundo largometraje de Claudio Llosa nace con un D.N.I. espurio, pero “El premio” también es "pura bamba", se vende en su avance como una película que ofrece de todo, como en botica (de eso se tratan los trailers, su objetivo es vender hasta el bodrio más insufrible, una vez comprado el producto ¡ya no hay devolución!) avance cargado de acción, drama, erotismo, violencia, hasta uno de los personajes dice con gran desparpajo “esta es la chamba perfecta: cine, negocio y sexo” entonces sabemos que no será una gran película –no pretende serla tampoco– luego, la verdad te despierta de la ilusión.
En el caso de Alberto Chicho Durant, no se trata de un director novel, es su sexto largometraje, en su filmografía destacan títulos como “Alias la Gringa”, dicen algunos, un film estimable, criterios que este servidor no comparte, está “Coraje”, un gran error, menos errática “Doble juego”, en algo divertida pero mínima e igual que sus otras obra, de los cuales no vale la pena ni hablar, así y todo se considera a Durant como uno de los cineastas más “representativos” –vaya representatividad de nuestro cine– de una generación liderada por Pancho Lombardi, a fuerza de qué, de rodar películas con cierta periodicidad, debemos suponerlo, algún otro merito no avizoramos (y perdón por la miopía, quizá me ciegue con la estela luminosa, de ese “gran artista” llamado Chicho, con cariño).
Claudia Llosa, radicada en España ya hace un tiempo y es producida entusiastamente, con financiación hispana, es un talento en ascuas del cine mundial; con su opera prima “Madeinusa” –cada nombrecito más pelicular que el otro– en su debut cinematográfico, Llosa que estuvo acompañada también por la talentosa Magaly Solier, que no solo actúa sino también canta. En aquel lejano 2006, “Madeinusa” se presento con éxito en importantes festivales como Sundance, Rotterdam o Mar del Plata (la película “peruana” más premiada), y cuando llegó la hora de su estreno en el Perú, causo una conmoción, rompiendo un debate acalorado y muy alejado de valores cinematográficos que pudiera tener esta ficción, sino más bien llevado a terrenos antropológicos, en donde los defensores de los derechos andinos y de la etnicidad , se encendieron en la moralina los patrioteros, brotando de todo esto las ideologías más extremas a relucir, conclusión: la intolerancia y la división venció, contribuyendo a la fragmentación de nuestra sociedad.
Volviendo al presente, toda esa exposición en los medios de “La teta asustada”, mencionada anteriormente, tuvo como positivo, despertar el interés masivo, llevando a las salas una cantidad considerable de espectadores, 300 mil aproximadamente. Si bien, el consumidor promedio de cine, no tiene mucha idea que representa un festival o que es un Oso de oro, mejor acondicionado a los blockbusters del Hollywood mainstream y engullir pop-corn, en su curiosidad se enfrentó a una película de cierta exigencia, en clave baja, intimista, que narra el drama de una joven que transcurre en un viaje de redención, de una emancipación hacia la libertad de ese pasado traumático, propio y colectivo; propuesta que llega a sensible, pero que en muchos espectadores despierta risas y aburrimiento, muestra de olvido de nuestro reciente pasado sangriento. “El premio” sigue su estadía feliz por tercera semana consecutiva en cartelera (ya 40 mil espectadores), con sus “buenas intenciones” de querer ser realista y ser un testimonio artístico de una realidad de la Lima actual, son tan sólo eso, porque el cine con las buenas intenciones no alcanza. El facilismo y lo chicha vende. Ambas películas las vincula la generosidad del peruano que es descomunal, no se debe abusar de ella.
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