“ENTER THE VOID” y “MAP OF THE SOUNDS OF TOKYO”: TOKIO, TIERRA DE NAUFRAGIO DE CINEASTAS EUROPEOS
Ambas comparten el cliché del exotismo sexual y los letreros parpadeantes
Si fuera necesario juzgar por este día de Cannes del viernes 22 de mayo con el rasero de las dos películas en competición presentadas a la prensa, todo llevaría a creer que los seleccionadores, a manera de broma dudosa, habían decidido acabar este maratón fílmico con una sesión de tortura oriental. Del Extremo Oriente igualmente, puesto que tanto la película francesa de Gaspar Noé como la película española de Isabelle Coixet se desarrollan en Tokio.
En “Enter the Void”, el autor de la sulfurosa “Irreversible” (2002) no contradice su reputación. Su nueva película, largo de 2 horas y media, cuenta, si se le vuelve a poner en orden, una historia bastante simple: un hermano y una hermana, originarios de un país anglosajón y separados en su juventud por la muerte de sus padres, se encuentran en Tokio. El primero es un jovencísimo distribuidor de droga quien muere rápidamente en los servicios higiénicos de un bar. La segundo una muchacha frágil que hace de strip-teasera en un club tokiota.
“Enter the Void” quiere ser un largo viaje alucinador, similar a aquél que se prueba bajo la influencia de una sustancia ilícita, al mismo tiempo que una historia vagamente budista, evocada desde el punto de vista de un muerto en búsqueda de metempsicosis. El resultado, técnicamente impresionante, no sigue siendo menos doloroso. Noé mezcla una virtuosidad formal tan fastidiosa como ostentatoria (desenfoques, parpadeos, contrapicados, cámara subjetiva psicodélica…) con un propósito reducido a una letanía de provocaciones gratuitas (evocación incestuosa, embrión ensangrentado, representación del acto sexual desde el punto de vista de la vagina…). Y sin duda se pasaría por alto este deseo prepúber, si la película diera un instante la impresión de creer en sus personajes o de querer agradar en sus espectadores otra cosa que el gusto del detalle escabroso y la regresión pulsional.
Al menos Noé habrá intentado algo. No es el mismo caso de "Map of the Sounds of Tokyo", que comparte con “Enter the Void” el cliché del exotismo sexual y los letreros parpadeantes. Será necesario mucha abnegación para interesarse por esta historia insignificante, que distingue una asesina a sueldo japonesa se enamora de su víctima, un comerciante de vinos (Sergi López), todo ello narrado por un técnico de sonido que no tiene mucho que ver en el asunto. Con estas dos películas que han caído hondo, he aquí una nueva prueba del pozo sin fondo cultural que nos separa del imperio del Sol-Naciente.
“Enter the Void”. Película franco-germana-italiana de Gaspar Noé con Nathaniel Brown, Paz de la Huerta. (150 minutos)
“Map of the Sounds of Tokio”. Película española de Isabelle Coixet con Sergi Lopez, Rinko Kikuchi. (109 minutos)
Leer crítica en su versión original
AUTOR: Jacques Mandelbaum
FUENTE: Le Monde
TRADUCCIÓN: Emanuel Ramos
Ambas comparten el cliché del exotismo sexual y los letreros parpadeantes
Si fuera necesario juzgar por este día de Cannes del viernes 22 de mayo con el rasero de las dos películas en competición presentadas a la prensa, todo llevaría a creer que los seleccionadores, a manera de broma dudosa, habían decidido acabar este maratón fílmico con una sesión de tortura oriental. Del Extremo Oriente igualmente, puesto que tanto la película francesa de Gaspar Noé como la película española de Isabelle Coixet se desarrollan en Tokio.
En “Enter the Void”, el autor de la sulfurosa “Irreversible” (2002) no contradice su reputación. Su nueva película, largo de 2 horas y media, cuenta, si se le vuelve a poner en orden, una historia bastante simple: un hermano y una hermana, originarios de un país anglosajón y separados en su juventud por la muerte de sus padres, se encuentran en Tokio. El primero es un jovencísimo distribuidor de droga quien muere rápidamente en los servicios higiénicos de un bar. La segundo una muchacha frágil que hace de strip-teasera en un club tokiota.
“Enter the Void” quiere ser un largo viaje alucinador, similar a aquél que se prueba bajo la influencia de una sustancia ilícita, al mismo tiempo que una historia vagamente budista, evocada desde el punto de vista de un muerto en búsqueda de metempsicosis. El resultado, técnicamente impresionante, no sigue siendo menos doloroso. Noé mezcla una virtuosidad formal tan fastidiosa como ostentatoria (desenfoques, parpadeos, contrapicados, cámara subjetiva psicodélica…) con un propósito reducido a una letanía de provocaciones gratuitas (evocación incestuosa, embrión ensangrentado, representación del acto sexual desde el punto de vista de la vagina…). Y sin duda se pasaría por alto este deseo prepúber, si la película diera un instante la impresión de creer en sus personajes o de querer agradar en sus espectadores otra cosa que el gusto del detalle escabroso y la regresión pulsional.
Al menos Noé habrá intentado algo. No es el mismo caso de "Map of the Sounds of Tokyo", que comparte con “Enter the Void” el cliché del exotismo sexual y los letreros parpadeantes. Será necesario mucha abnegación para interesarse por esta historia insignificante, que distingue una asesina a sueldo japonesa se enamora de su víctima, un comerciante de vinos (Sergi López), todo ello narrado por un técnico de sonido que no tiene mucho que ver en el asunto. Con estas dos películas que han caído hondo, he aquí una nueva prueba del pozo sin fondo cultural que nos separa del imperio del Sol-Naciente.
“Enter the Void”. Película franco-germana-italiana de Gaspar Noé con Nathaniel Brown, Paz de la Huerta. (150 minutos)
“Map of the Sounds of Tokio”. Película española de Isabelle Coixet con Sergi Lopez, Rinko Kikuchi. (109 minutos)
Leer crítica en su versión original
AUTOR: Jacques Mandelbaum
FUENTE: Le Monde
TRADUCCIÓN: Emanuel Ramos
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