Segunda día, siguió como una canción si emoción, una película sin pulsación. Toda colorido en su fotografía, menos las expresiones de sus actuantes, sin matices, diálogos repetidos mecánicamente, como si fuese un ensayo, como si les hubiese robado el alma, la dictadura de Videla, que fue feroz, pero el argentino es enérgico, vital y fanático; Esta es la primera decepción de este festival ”Cordero de Dios” de Lucía Cedrón, muy esperada, pero sólo para el bostezo profundo y extenso. Un guión incoherente y inconsistente, las cosas suceden porque suceden, y porque es así y así quiere que sea Cedrón, los personajes actúan aletargados y las cosas se resuelven por obra gracias de los dictado desde el guión; en los momentos de mayor dramatismo, los personajes son casi inconmovibles, inertes, apáticos y cuando se conmueven parecen mecánicos, contenidos, rígidos, no como ese amor inconcluso de los personajes que interpretan Tony Leung y Maggie Cheung en “A mood for love” de Wong Kar-Wai, pero esa es otra historia. Esto es como un ensayo pero rodando, no es que pida dramatismo lacrimógeno, porque la ecuación mayor cantidad de drama igual mayor corrección y expresividad de un film, no es la idea, hasta en las telenovelas se trabaja mejor estás sensaciones, además de mantener cierta tensión en las líneas narrativas. Pero Cedrón trabaja una historia con una dualidad temporal, una contemporánea de crisis económica y otra, en 1978 en pleno gobierno de la Junta Militar y a vísperas del mundial de fútbol, pero si no lo dicen, de un primer momento es imposible percibirlo. La cinta parece pretender de una transmitir una añoranza de la niñez, lo lúdico, la candidez y la nostalgia de esos años que no volverán; pero la directora falla en su propuesta y divaga en la historia del secuestro del abuelo de Guillermina, Arturo; la madre que llega de Paris (Mercedes Morán) a asistirla en la dificultad, pero la madre guarda rencores contra su padre Arturo, pero realmente no sabe sin ciertos los motivos de ese sentimiento. Guillermina por su parte quiere solucionar todo como adulta, y en su papel de niña situada en Argentina de los 70s es una niña ingenua y dulce, pero que llega ser irritante con el paso del metraje, rematándolo todo con la canción al final de la película capela con su papá (que fue asesinado misteriosamente). Este patetismo, que roza con el ridículo se refleja mejor en las escenas del encuentro del abuelo con su familia al ser liberado y la forma de entrega del bolso con el dinero del rescate, vacuas. Ah y los diálogos de Guiliana con los secuestradores son risibles. Pero, si los personajes no tienen corazón, sí tienen una gran sabiduría, y tienen la respuesta de todo, la frase (de libro de autoayuda). Más allá de algún viso de creatividad, en las transiciones temporales y alguna intención de desdramatizar una situación límite y ser un observador objetivo distante, es errada en su propuesta, Cedrón muestra una impericia alarmante en especial en la resolución de los conflictos, que no convence y molesta.
Ya en la noche “Perro come perro”, película del emergente cine colombiano, dirigida por el caleño Carlos Moreno, como otras películas del vecino del norte, se caracteriza por su efectismo, sostenido por relato incesante que no da treguas al espectador, y te engancha, te invita a prestarle atención; más allá de los personajes estereotipados, sobreactuados y excéntricos y de no ser precisamente una obra maestra, además de estar plagadas de convencionalismos. Sumándole una estética recargada por muchos momentos con tendencia feista pero efectiva en su fotografía, que por instantes recuerda a un video clip de Mtv. “Perro come perro” es más una película más del genero de la violencia, que un thriller propiamente dicho, y nada más y nada menos trasladada a la picante Cali. Sicarios malditos que matan por codicia, todos son villanos e implacables, donde los códigos del hampa tampoco existen. En algunos planos detalle a los rostros, recordé por sólo un instante esos encuadres de Leone, en los Spaghetti western, donde los pistoleros están bañados en sudor, mugre y sangre. Aquí, los regional, lo religioso, la brujería (magia negra), tienen un papel importante, así como ese humor burdo (Sierra, interpretado por Álvaro Rodríguez es preciso e burlesco), popular, fácil tienen un protagonismo que hacen de la ópera prima de Moreno en una película llevadera, no es una gran obra, pero es intensa, y nos va conduciendo irremediablemente a concluir en una orgía de sangre, en donde ni el protagonista Peñaranda (Marlon Moreno, de gran performance) se salva, donde perro sí come perro y lo más importante de Moreno es poder mostrar una realidad violenta, que se repite en muchas capitales sudamericanas, pero con un humor negro que resulta.
Para el sábado 9
Ya en la noche “Perro come perro”, película del emergente cine colombiano, dirigida por el caleño Carlos Moreno, como otras películas del vecino del norte, se caracteriza por su efectismo, sostenido por relato incesante que no da treguas al espectador, y te engancha, te invita a prestarle atención; más allá de los personajes estereotipados, sobreactuados y excéntricos y de no ser precisamente una obra maestra, además de estar plagadas de convencionalismos. Sumándole una estética recargada por muchos momentos con tendencia feista pero efectiva en su fotografía, que por instantes recuerda a un video clip de Mtv. “Perro come perro” es más una película más del genero de la violencia, que un thriller propiamente dicho, y nada más y nada menos trasladada a la picante Cali. Sicarios malditos que matan por codicia, todos son villanos e implacables, donde los códigos del hampa tampoco existen. En algunos planos detalle a los rostros, recordé por sólo un instante esos encuadres de Leone, en los Spaghetti western, donde los pistoleros están bañados en sudor, mugre y sangre. Aquí, los regional, lo religioso, la brujería (magia negra), tienen un papel importante, así como ese humor burdo (Sierra, interpretado por Álvaro Rodríguez es preciso e burlesco), popular, fácil tienen un protagonismo que hacen de la ópera prima de Moreno en una película llevadera, no es una gran obra, pero es intensa, y nos va conduciendo irremediablemente a concluir en una orgía de sangre, en donde ni el protagonista Peñaranda (Marlon Moreno, de gran performance) se salva, donde perro sí come perro y lo más importante de Moreno es poder mostrar una realidad violenta, que se repite en muchas capitales sudamericanas, pero con un humor negro que resulta.
Para el sábado 9
7 CON PRESENCIA:
2:15 p.m. Sala Roja CCPUCP
LEONERA
De Pablo Trapero
3:00 p.m. Cineplanet Alcázar
DESIERTO ADENTRO
De Rodrigo Plá
3:15 p.m. Cineplanet Alcázar
EN LA CIUDAD DE SYLVIA
De José Luis Guerín
5:15 p.m. Cineplanet Alcázar
INTIMIDADES DE SHAKESPEARE Y VÍCTOR HUGO
De Yulene Olaizola
5:30 p.m. CinePlanet San Miguel
REQUIEM
De Hans-Christian Schmidt
10:15 p.m. Sala Roja CCPUCP
TE ACUERDAS DE LAKE TAHOE
De Fernando Eimbcke
10:00 p.m. CinePlanet Primavera
LA SANGRE BROTA
De Pablo Fendrik
Mayor información sobre la programación en http://www.festivaldelima08.com/
2:15 p.m. Sala Roja CCPUCP
LEONERA
De Pablo Trapero
3:00 p.m. Cineplanet Alcázar
DESIERTO ADENTRO
De Rodrigo Plá
3:15 p.m. Cineplanet Alcázar
EN LA CIUDAD DE SYLVIA
De José Luis Guerín
5:15 p.m. Cineplanet Alcázar
INTIMIDADES DE SHAKESPEARE Y VÍCTOR HUGO
De Yulene Olaizola
5:30 p.m. CinePlanet San Miguel
REQUIEM
De Hans-Christian Schmidt
10:15 p.m. Sala Roja CCPUCP
TE ACUERDAS DE LAKE TAHOE
De Fernando Eimbcke
10:00 p.m. CinePlanet Primavera
LA SANGRE BROTA
De Pablo Fendrik
Mayor información sobre la programación en http://www.festivaldelima08.com/
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